03/12/2009

...y Dios en la de todos

"¡Este es el templo del saber, y yo su sumo sacerdote!" Con eso me quedo. Porque esa sencilla frase sirve para argumentar lo evidente: Cada Dios en su iglesia y en los centros educativos -por muy católicos que sean- ni una sola imagen que no esté vinculada a la educación, a la docencia y la discencia. Ni una sola imagen o representación ni siquiera del rey que, el hombre, poco pinta en esos menesteres, afortunadamente.
No es cuestión de eliminar los crucifijos, una media luna o la foto de Mortadelo. No es cuestión de ofender susceptibilidades o de defender profesiones de fe. Es tan simple como que un centro educativo está para enseñar y aprender, no para adoctrinar en una u otra religión; para eso, ya están las catequesis, los voceros aupados al minarete, los telepredicadores y los hogares con papases y mamases de contrastado fervor.
Los centros educativos no deben ser ni católicos, ni musulmanes, ni de derechas ni de izquierdas, ni de arriba ni de abajo, ni nada de nada salvo, claro es, reductos de una educación que cada vez más brilla por su ausencia.
Si todas nuestras preocupaciones académicas van por ahí, apañados estamos.