26/09/2010

Huelga viene de holgar

Lo dije hace tiempo y me reafirmo: la huelga que se avecina es una afilada azagaya.
Si los sindicalistas ven satisfechos sus objetivos, la interpretación será: los trabajadores nos han apoyado mayoritariamente (incluidos aquellos que hicieron huelga involuntariamente); luego, los trabajadores -y la sociedad- confirman nuestra política.
Si la huelga resulta un fracaso, los sindicatos lo atribuirán al miedo a represalias y el gobierno validará el resultado con un razonamiento descarado: la mayoría social secunda y refuerza las medidas del gabinete.
En cualquiera de ambos casos, se vaya o no, mal. Mal porque pase lo que pase, seguirá sin reconocerse por ninguna de las partes (gobierno y sindicatos) una realidad que los dos maquillarán dejando de lado, por supuesto, que la huelga no va a cambiar las "medidas" gubernamentales (o sea: un día de productividad perdido inútilmente) y que para presionar al ejecutivo no basta con un día de ocio.
Algunas personas han adelantado que la huelga es una pantomima acordada entre las dos facciones de sinvergüenzas que manejan el tingladillo. ¡Pues claro! El cotarro sigue aumentando y nadie de los que tienen entidad y potestad para para evitarlo ha movido un dedo, ni un músculo. En el Congreso se discute; pero no se hace nada. La oposición indolente, en vez de acudir a todos los resortes de la ley para parar este dislate, se limita a lanzar frasecitas lapidarias y a atascar, con una locuacidad admirable, la oquedad cerebral de los miembros y miembras ejecutores y ejecutoras de este farragoso tenderete ministerial. Pero, me he ido del hilo argumental del párrafo. ¿Están conchavados gobierno y sindicatos? Evidentemente. El señor (la deferencia es irónica) Rodríguez Zapatero no va a variar un a pizca su empecinada posición. Los esbirros Méndez y Toxo (el Fernández lo omito por un acceso de vergüenza) lo saben y no lo cuestionan; sin embargo tienen que salvar la cara por la complacencia salvaje que han mostrado hasta ahora y que, descubierta, ya no pueden mantener sin sufrir algún que otro revés.
Ni los sindicatos son representativos de todos los trabajadores (además son una minoría puesto que los más de los "obreros" no están sindicados ni votan a esas opciones) ni los "culturistas" encarna a todos los que están vinculados a la cultura. Han tardado los actuadores y musicantes en saltar a la palestra. Otro paripé. Sus subveciones están garantizadas, se lo aseguro. Porque con este gobierno todo tiene trampa, incluso lo de la subida del tramo del I.R.P.F. Piénsese que en ese tramo quedan afectados grande parte de los "suyos", del P.S.O.E., afines y periferia.
Una huelga, reincido, no es un útil testimonial. Si no consigue un objetivo claro, es inútil y, por lo mismo, sobra.
Aunque la noche (gracias Eva) me ha confundido un poco, no quiero dejar con cabeza a un títere chabacano. Aleix Vidal-Quadras en un acto heróico de defensa a los cientoveintemileuristas, afirmó anteayer que ese segmento socio-laboral era el motor, el corazón y el alma de la economía, que ese conjunto estaba ahí por su denuedo, esfuerzo, abnegación, dedicación y valía (eso no te lo crees ni tú). Y ahora, estos capullos de la empuñada rosa, les van a restar de sus rentas por trabajo la mitad o más.
A ver, tío Alejo, ¿tú eres gilipollas o te lo haces? ¿Crees que un minero baja al pozo a tocarse los güevos? ¿Crees imbécil que es fácil subirse al andamio, soportar a un cretino enjefado por el nepotismo o por la coba, servir cafés durante doce horas o ser puta en la esquina más fría de un polígono? El verdadero soporte de la economía de un país es el "currito" que se deja las uñas y el alma cada día para no llegar nunca a fin de mes. El inversor es necesario, sí; el que alguien corra los riesgos es preciso, sí; pero, el dinero que se arriesga se protege con trabajo, macho, con el trabajo de otro: ése que siempre está sujeto al rigor de una producción cada vez más elevada y extenuante. Y, con esto, basta. No perderé un segundo más contigo.