29/04/2011

Por la parda geografía...

Anoche, un miembro de U.S.O. (sindicato del que abjuré) hacía una afirmación cargada de ignorancia -no pongo "malicia"- que dice mucho de la escasa capacidad de análisis de los representantes sindicales, así, en global.
Aseguró el pavo en cuestión que los españoles no estamos por la movilidad geográfica. No le voy a vomitar datos porque probablemente, de puro simples, no los entendería.
Sí, en cambio, quiero decirle a él, y a todos esos politicuchos que difaman a los desempleados (el término "parado" -aunque lo utilizo- me parece despectivo y ofensivo) alegando que en casita se está muy bien, que la cacareada "movilidad geográfica" no sólo es fluída, más quizá de lo deseable por la mayor parte de quienes tienen que salir de su terruño, sino que tiene aspectos con frecuencia insalvables. No hace falta explicar que las diferentes lenguas son un obstáculo como lo es el requisito "imprescindible residir en". Muchas personas con posibilidad de acceder a un puesto de trabajo chocan con la impertinente condición impuesta por empresas y administraciones de ciertas comunidades. Claúsulas disparatadas porque son una forma, velada o no, de impedir un derecho fundamental.
Sin embargo, ni siquiera esa estúpida frontera es el mal mayor. Éste radica en algo sobre lo que, parece, no se quiere incidir o se ha pasado por alto por una evidente falta de criterio y de inteligencia.




Es el sencillo "¿cómo?". ¿Cuántas personas -teniendo en cuenta que casi todos arrastramos atrasos- pueden permitirse un desplazamiento con los costes que supone (no hablo ya de mover a toda la familia) y esperar/sobrevivir todo un mes hasta que llegue -si lo hace puntualmente- una nómina que suele ser exigua, insuficiente?
Eso en cuanto a la parte fácil. ¿Cuántos desempleados -porque los currículos vuelan prodigiosamente- pueden desplazarse y soportar un gasto añadido para acudir a una entrevista de trabajo a cientos de kilómetros? Eso pasa, se solicita trabajo en cualquier parte porque el interés es trabajar; luego, cuando a un asturiano le llaman de Cádiz para cumplir con la incertidumbre de la entrevista, ¿qué?
No sé en qué país vive esta gente. Lo que sí puedo aseverar rotundamente es que nuestras realidades superan, con creces, su ficción.