12/05/2011

La casualidad

Aquellos que se dejen llevar por la superstición verán en el acontecimiento un hecho revelador y significativo. Quizá lo sea. Sobre todo si atiendo a cómo se ha desvelado el asunto.
Esta mañana estaba "ajustando" un par de cosas en el ordenador de la Galería Artes cuando, por alguna extraña e inexplicable razón y para verificar algunos cabos que parecían sueltos, he decidido probar una entrada a mi blog. Hasta ahí, evidentemente, no hay nada extraño. Y hubiera seguido siendo normal si no fuera porque al no admitirme los datos de entrada, no me ha quedado más remedio que deducir (erróneamente) que dichos datos no eran los correctos. Así pues, he cambiado la dirección de correo de acceso y he escrito la contraseña.
Mi sorpresa ha sido mayúscula al ver cómo, de repente, entraba en un blog -también mío- que inicié hace más de cuatro años y del que yo me había olvidado por completo.
Tiene cuatro entradas. La última corresponde, nada más y nada menos, que al 24 de Mayo de 2.007.
Son notas lacónicas, sin relevancia ni trascendencia. Sin embargo, de repente, he sentido una mezcla de pudor, remordimiento y ternura hacia ese blog olvidado, algo marchito ya, pero vivo.
Como, en el fondo, soy un sentimental, he decidido mantenerle. Alimentarle de cuando en cuando con alguna palabra... E incluirle, como reliquia, como vestigio respetable, en éste.