28/09/2016

SÍ HUBO REVOLUCIÓN

Análisis, análisis, análisis... Tenemos la costumbre (yo el primero) de atribuir el rango de análisis a lo que sólo es mera opinión. Y opinadores somos todos.
En la crisis política destada en España todos tenemos voz y, según parece, varios votos. En la voz, todos queremos llevar la cantante y todos damos lecciones magistrales sustentadas más en la arrogancia que en la realidad de nuestras capacidades.
Sin embargo, puestos a sentirnos analistas de postín, analicemos. Los datos son claros y contundentes. El primero es doble: ni PP ni PSOE han obtenido (¡dos veces!) la mayoría suficiente para gobernar. Análisis: su número de votantes se ha reducido. Habrá qué ver el porqué, un porqué que resulta evidente. Segundo dato (por mucho que no les guste a muchos): PODEMOS irrumpe con una fuerza más que notable en el Parlamento. Le sigue CIUDADANOS, de lejos. Análisis: buena parte del electorado que consideraba no estar representado en las opciones “tra(d)icionales” ha visto en ese partido (PODEMOS) esa posibilidad de representación y ha acudido a votar cuando, hasta entonces, había sido un electorado pasivo. PODEMOS, por supuesto, también ha recibido una importante transfusión de la parte desencantada de PSOE e IU. La importante consecuencia es que PODEMOS ha conseguido lo que de entrada parecía imposible: entrar en el sistema caciquil pergeñado por PP y PSOE y desestabilizarlo. Nos guste o no, aquella descendencia (bastarda para unos, legítima para otros) del 15-M que es PODEMOS ha tomado cuerpo, carta de naturaleza, espacio propio y está haciendo temblar los cimientos de un Estado corrompido, ha conseguido conmover las estructuras de los dos grandes partidos y les ha obligado a replantearse sus conceptos, sus posiciones y sus estrategias; les ha obligado a modificar la visión del cortijo patrio que hasta no hace mucho tenían y explotaban impunemente.
Dicho esto, quedan algunas cuestiones por aclarar. El PP culpabiliza a PSOE del bloqueo institucional por no permitirle gobernar aunque sea en minoría. El argumento es tan falso como odioso y lamentable. Hagamos un ejercicio de modesta mayéutica para desmontar el gran sofisma del PP: Partamos de una premisa aceptada por todos: “En democracia gobierna la mayoría parlamentaria” (no el partido más votado, porque ser el partido más votado no conlleva, necesariamente, ser la mayoría parlamentaria). Bien, entonces: ¿Ha obtenido el PP mayoría suficiente para gobernar? Si la respuesta es sí, que gobierne, ¿cuál es el problema? Si la respuesta es no, entonces no tiene mayoría parlamentaria por lo que no tiene por que ser obligatoriamente el partido que gobierne. Sobre el “bloqueo”. Demos la vuelta al argumento del PP: ¿está dispuesto el PP, para evitar unas terceras (y vergonzosas, según ellos) elecciones no ejercer ese bloqueo del que tanto hablan y permitir un gobierno como el que ellos piden para sí mismos? Si la respuesta es sí, no hay problema: Rajoy renuncia, y con él todos los demás, y permiten un gobierno de la izquierda. Si la respuesta es no, ¿por qué acusan a los demás del mismo pecado que ellos cometen? Si el bien supremo para el país es que no haya otros comicios y sí un gobierno, más o menos estable, ¿por qué no renuncia el PP a su empeño de gobierno y se inmola por ese bien supremo?
¡Ah, ya! Porque le problema estriba en que si llega al poder “esa izquierda” puede que levanten alfombras y que muchas prerrogativas se volatilicen como por arte de magia: ¿adiós a la burguesía dominante y a la omnipotencia de sus miembros (y miembras) tal y como hoy la conocemos y padecemos?
Una parte del PSOE ha comprendido que su pérdida de votos se debe, probablemente, a la connivencia mantenida durante tanto tiempo con la derecha. Una parte del PSOE ha intentado (tarde) recuperar ese espacio abandonado y dominado ahora por los “OKUPAS” de la política. No obstante, un sector importante se niega a volver a la senda del progresismo (donde, en realidad, nunca pastaron) e imputan la debacle a Sánchez. Lo cierto es que esa imputación es una excusa ladina, tramposa, tras la que se oculta, en realidad, una lucha por la supervivencia de ciertos status. ¿O alguien cree que Madina, proahijado por Pérez (ése al que le molesta que le llamen Pérez: prefiere “Rubalcaba” porque tiene más enjundia, más clase, más distinción) va a recuperar en un santiamén los votos perdidos? No nos engañemos. ¿Alguien cree que Díaz y sus faralaes van a renovar el PSOE? Díaz es la continuación de la vieja guardia, ni más ni menos. Es el más de lo mismo y de los mismos y es el "hoy por ti mañana por mi" con el PP.
Queda por ahí lo de CIUDADANOS: No requiere más comentario.
En definitiva, todo este conflicto general es fruto de la aparición en el ruedo de PODEMOS. Su sola presencia ha demsontado al PP, ha descabezado al PSOE y le ha fragmentado, ha engullido a una IU que empezaba a codearse con los poderosos y ha agitado un clamoroso debate en la sociedad. Todo un triunfo aunque hayan perdido un millón de votos que, tal vez no fuesen suyos, sino de IU, de esa parte de IU que veía con buenos ojos pertenecer a un sistema corrupto en el que sentía cómoda. Sin PODEMOS todo estaría igual que siempre y los dos grandes estarían gozando de una tierra de nadie que ahora ya tiene dueño y parece que tiene intención de quedarse. PODEMOS ha sido un revulsivo social, una revolución real, verificable; no sé si por la tensión del núcleo irradiador y los chiriflús laterales o por la acción directa de los agentes abrasivos sobre el barniz filamentoso del alicuécano gris: a tanto ya no llego. PODEMOS da miedo a algunos. Le temen. El porqué verdadero lo sabemos y lo callamos: si ahora estamos así, no queremos ni pensar en la posibilidad de que un día a alguien se le ocurra quitar el tapón del sumidero estatal. Sé que para un análisis más profundo y exhautivo hay que conjugar algunos elementos influyentes que quedan por ahí. Es innegable. Hay muchos más elementos periféricos a tener en cuenta. Pero, creo que el núcleo fundamental es el expuesto con mayor o menor acierto: es lo que tiene el vino, que si me equivoco... Aunque creo que no.