06/12/2010

De encuestas y de intenciones

Seamos, siquiera por una vez, amigo Sancho, realistas. Alguien afirmó que cuando lo posible quedaba descartado, lo que quedaba era la verdad por improbable que pudiera parecer. El ruido de facas que se oye desde hace algunos meses en el P.S.O.E. es evidente. Tanto como la diferencia, cada día mayor, de intención de voto entre el primer partido de la oposición y aquél.
Rodríguez Zapatero es consciente, más de lo que nos parece, y su jugada está clara toda vez que no hay solución de continuidad. En su soberbia destructiva está dispuesto a llevarse todo cuanto se le ponga por delante y dejar el solar patrio y cuanto contiene completamente arrasado.
Sabe que su carrera política está acabada. Por eso, antes de irse, quemará toda la tierra posible a fin de que su sucesor -que no desconoce será de otro partido- lo tenga más que complicado para levantar de nuevo los muros arruinados. Lo mismo hará en su partido donde, también, sabe que está "caput" aunque ahí, gracias a sus fieles acólitos, lo tiene un poco más fácil pues mientras él esté, ellos sacan un notable provecho de una situación cuya oportunidad no dejarán escapar fácilmente por los pingües beneficios que les está reportando. Eso, y los codazos que vendrán después, le protege y le permitirá una retirada más o menos silenciosa, una maniobra de distracción que haga desviarse todas las atenciones a otros lugares en los que él no estará, no será el objetivo.
A los seres carentes de escrúpulos no se les puede pedir un ápice de ética o de moral, ni una pizca de noble comportamiento. Y sobre esa premisa hay que analizar la cuestión.
Además hay que conceder que sin ser inteligente ni un tipo preparado, es astuto. Lo que le confiere una peligrosidad añadida.
Por eso se permite humillar aún más a los perjudicados y mantener un aparente control que, en realidad, tienen los bancos a quienes lejos de ofender, apoya solapadamente para que ellos, a su vez, le permitan cometer las atrocidades que perpetra y que tan buena cuenta les trae después de sus gestiones salvajes, ilegales y usureras.
R. Zapatero está, posiblemente, preparando su salida y su destierro voluntario. Y si no se le paran antes los pies...

30/11/2010

Fortitia et Honos

Fuerza y honor. En boca de Rodríguez Zapatero, este lema agitado por las legiones romanas antes de arrostrar la liza, parece un insulto. Parece, no; es un insulto: a la fuerza que ejercen miles de seres por su supervivencia diaria, al honor de quienes -a diferencia de Errezapatero que tanto practica la mendacidad y enarbola la falacia- consideran la mentira algo perverso y abominable. Es un insulto a la inteligencia, a la noble y cabal rectitud en el proceder, a la honestidad herida por este zascandil y sus carlancas atroces.
El lema, en labios de cualquiera de nuestros políticos suena a ironía, a mofa y befa y escarnio. Esputado de la gola abyecta de "nuestro" Presidente, se reboza en una baba viscosa que la convierte en pura deyección.
Pero, este tipejo (el tal Errezetapé), no dejará de sorprendernos. No creo descabellado que de aquí a unos días se quite la máscara -que, sabemos de sobra, lleva el pájaro- y nos adorne una de sus arengas vomitivas desplegando su esencia fascista (su verdadera esencia) y saludando al tendido motu romano. Res ipsa loquitur.

¿A quién se la chupa Nieves Herrero?

No es la primera vez que oigo a esta "presunta" periodista -ya sé que lo suyo es escribir "supuesta", aquí dejo el guiño crítico y cítrico- vapulear a nuestra lengua (su elemental herramienta de trabajo). Hoy, sin ir más lejos, insistía en cierto programa -de cuyo nombre no quiero acordarme- en una consigna a nuestros inútiles próceres de la res pública: "¡Por favor, políticos, arreglarlo! ¡Por favor, políticos, arreglarlo!"
Nuestros defectuosos periodistas (me disculpo por la tolerable generalización) adolecen de una falta notable de conocimiento del castellano/español; eso es evidente y demostrable.
De ahí, precisamente, que no me crea que la tal Herrero -cuchillo de palo-, de pila Nieves (o la Nieves), haya escrito un libro o dos o cuatrocientos. Mejor dicho, escribir escribir, sí, puede; el cómo, ya es otro palo del cante.
No me lo creo porque me resulta sospechoso. Alguien que, como ella, ha trufado nuestra lengua patria de palabros fruto de la ignorancia (¡arreglaRlo, arreglaRlo!), no puede dar coherencia y luz a un texto de cosecha propia.
Tengo amigos mucho más brillantes que no consiguen publicar -quizás porque no tienen la plataforma de lanzamiento que es la "tele"). Esta tiparraca, que apenas consigue expresarse de forma inteligible, no puede haber pergeñado un tocho lleno de letras que se combinan formando frases con sentido.
Pero, así es la vida y más en este puto país de mierda donde no se valora el ingenio, la inteligencia, ni el talento; en este puñetero país donde lo que funciona es el nepotismo descarado, la impostura y la felatio permanente y desvergonzada.
Ya se sabe: el que tiene padrino se bautiza y si no...

26/11/2010

Lo imposible, por definición

Tengo dos ventajas -a mi me lo parece- sobre una buena parte de los genios de la Economía. Una es el sentido común. O lo que es lo mismo: dejarse de zarandajas, de predicciones y de estadísticas oscilantes y entrar de lleno en un razonamiento sensato y cabal. La segunda es que como mi blog no lo lee nadie con responsabilidades políticas, si me equivoco todo queda en un simple humo que el viento del tiempo dispersará.
Lo malo es que en este caso no me equivoco. Lo escribí hace tiempo, mucho, y ahora me reafirmo: el mercado laboral español NO PODRÁ NUNCA (ni a corto ni a medio plazo) ABSORBER A CINCO MILLONES DE TRABAJADORES DESOCUPADOS, NUNCA.
Eso, en la lógica más elemental y comprensible -para que lo entiendan nuestros políticos, por si hubiera alguno descarriado entre mis lectores-, significa que la ÚNICA medida adecuada para no arrastrar el lastre del paro durante décadas es dar a cada desempleado la posibilidad de autoemplearse, de que sea él mismo quien promueva su actividad.
¿Por qué los parados no lo hacen? Habrá de todo, claro; pero, muchos no lo harán por lo absurdo de la legislación española que todo lo complica económica y burocráticamente.
Lo esencial es:
A) Eliminar barreras y como en otros países se pueda crear una empresa en media hora.
B) Que se pueda empezar la actividad con el único capital del propio trabajo porque en España, para montarte tu propio negocio primero tienes que ser rico o empeñarte hasta las pestañas y aún no entiendo el porqué de tener que, por narices o por influencia, pasar por el sometimiento a los bancos.
¿Por qué no puedo yo alquilarle un local a un buen hombre, colocar cuatro librillos y empezar así mi librería? En España no; en España se exigen una serie de requisitos y de dineros incomprensibles y que, evidentemente, minan la iniciativa...
Luego sigo, que me voy...

25/11/2010

...

Con el primer susto de luz se despeja la incógnita del hielo. Sobre los tejados, ateridos, una fina capa blanquecina delata el rigor de la noche que se consume.
No ha habido sueños. Sólo una inquietud perversa, tenaz, ha sobrevolado las horas del insomnio mientras el cuerpo, mustio, sonochaba buscando desesperadamente el letargo del descanso.
Dos nombres; a veces tres. Y visiones. Imágenes deseadas, elaboradas en la pérfida esperanza de su realización inmediata y liberadora. El sol, es una corazonada, será una impertinencia; una digresión incómoda en el cielo desafortunado. Hoy debería ser un día de aguas, de lluvia torrencial calando los ánimos y las miserias.

24/11/2010

Ocaso

Renuncio. Me ha vencido la vida. Estoy demasiado cansado para seguir participando en este absurdo tinglado. Renuncio.
Seguiré escribiendo; a tramos. No sé qué, no se cómo, de cuando en cuando. Lo seguiré haciendo porque aún me fascinan las palabras. Pero, ya no será lo mismo. Ya no hay espíritu que las respalde; ninguna pasión que las impulse: serán palabras hueras.
He perdido. Aposté contra el tiempo, contra Dios, y he perdido. Me duelen los dedos, los ojos, cada articulación, cada músculo, cada falsa sonrisa que he lucido para ocultar la insolente verdad que me acuciaba, el alma.
Ya no me queda nada salvo un aljibe de lágrimas pugnando por salir y el tormento incesante que arrastro desde mi primer vagido.
Si pedí clemencia, renuncio. Si pedí perdón, sin absolverme, renuncio. Si pedí un favor, lo siento. Si pedí socorro, lo retiro; renuncio.
Desde hoy vagaré por donde no pasan los hombres; me zambulliré en el silencio severo, en la oscuridad austera, dura, implacable. Ni volveré al amor ni volveré al miedo. Los dardos quedarán como recuerdos perennes de mi suerte adversa. Vagaré entre árboles infaustos sometidos al cruel viento. Iré, descuidado, por esa senda abominable que desfigura el rostro y calcina el corazón hasta convertirlo en un pedazo de duro y negro carbón.
A esos que me llamaron amigo, mi gratitud. A quienes no, mi desprecio. A cuantos dejo atrás, ya no os espero.
Y si alguien se cruza en mi camino, y me reconoce... que no me salude, que no me pare, que no espere de mi la triste compasión de un abrazo ni el consuelo elemental de un saludo; que me deje marchar y vea mi espalda lacerada y cómo mis pies se hunden, deshechos, destrozados, en el barro voraz de una vida que se extingue.
Nadie diga, desde hoy, de mi que oyó un nuevo lamento. Que nadie me pronuncie; de nadie en el recuerdo. No quiero lastres, no quiero premios. Quiero mi olvido y el vuestro y quiero dormir, sosegar mi cuerpo torturado y lo que lleva dentro.
No os digo ni adiós porque ni siquiera el adiós, ni siquiera a Dios, ya espero.

17/11/2010

Entre otras muchas cosas

Ocho de la mañana. Ya son las ocho y arrastro la realidad desde las seis y media.
Esto de madrugar es una costumbre absurda que tengo desde hace años; aunque, más que costumbre es una inquietud, un antiguo remordimiento, que me impide dormir más allá de las cinco horas.
Llueve: está lloviendo. Aún tengo que ducharme, vestirme, tomar otro par de cafés, algún cigarrillo más... Iba a hacerlo cuando, de súbito, he decidido que -quizá lo haya sentido como necesidad y me atribuyo la gloria de una volición ficticia- tenía que cambiar algo. He intuido (vuelvo al protagonismo) que debía de modificar mi forma de escribir... y de pensar: la forma de alinear mis ideas allí y aquí.
El tiempo, después de holgazanear viajando por una red dormida, se me echa encima. Pero, esto es más fuerte que yo y que la obligación.
Bajo esta "decisión" tardía, y probablemente inútil, late (lo percibo como intuición, no como una certeza) la exigencia de cambiar de vida. No de aspecto, de vida. No me empuja a ello más que la decepción y la angustia y a pesar del peso terrible de la edad, que me ablanda y retrae, hay algo, un elemento inductor que no consigo identificar, que tira de mi y promueve el salto por ese acantilado absurdo...

11/11/2010

Espaldas mojadas

Lo cortés -afirmó Gracián, y lo creo y lo aplico- no quita lo valiente. Claro que en este país (aunque no es el único) de ignorantes "a nivel de Estado" pedir a ciertos sectores de la población un poco de cultura, de rigor y de sentido común es algo que sobrepasa con creces, muy de largo, cualquiera optimista expectativa.
Somos muy dados a la estupidez, a poner en solfa y picota lo cabal, al flagelo hipócrita y acomplejado que nos lleva, siempre, a defender lo indefendible y a cargar con el exabrupto fácil contra el argumento discrepante. No porque hagamos de ese exabrupto razón de peso y convencimiento, sino porque nos adorna con una máscara artera con la que quedamos muy bien socialmente, muy progres, muy humanos.
Sin embargo, solidaridad, generosidad, humanidad, clemencia y otros del mismo jaez no son términos enfrentados con "tener criterio".
Ahora, quizá para contrarrestar lo peliagudo de otros asuntos de mayor magnitud y calado, la polémica se centra en alguna propuesta en la que se aboga por la expulsión de los inmigrantes ilegales. No se deben de haber terminado de decir todas las palabras de la frase cuando han salido a la palestra las primeras protestas. La extinción de ese solapado asilo a algunos les huele a destierro y holocausto, a perversión.
Yo comprendo que las idioteces del P.P., del memo Rajoy y lameruzos secuaces (¡ojalá les crezcan a todos sendas almorranas inextirpables que les impidan sentarse en un escaño el resto de sus vidas!), no sean de nuestro agrado. Pero la inmigración ilegal es un asunto que trasciende a la mera cuestión del oportunismo político.
Que vienen -los inmigrantes- a buscar una oportunidad, la oportunidad de acceder a una vida mejor, más segura, más confortable, más avanzada, no lo dudo. Que a los arriesgados (hay que encomiar su valor) o desesperados que se aventuran en una patera no se les puede dejar morir en un tenebroso lecho de olas es algo elemental. Sin embargo, ayuda humanitaria es eso, no dejarles morir. Ayuda humanitaria no es salvarlos y luego, como somos así de buenos, soltarlos la maniota legal y dejarlos campar por sus fueros.
Con frecuencia, y aunque sea lamentable, olvidamos que son ILEGALES, que entrando en nuestro país con esa condición, entran en calidad de delincuentes y que como tales se les debe aplicar la norma establecida para el caso.
¿Cuántos de los progres de salón que aventan la injusticia humana han intentado entrar ilegalmente en un país? ¿Cuántos se han bajado al moro sin pasaporte o a llamar al Mojamé "sátrapa de mierda"? ¿Cuántos se han paseado sin papeles por  Senegal? Si hasta ellos cumplen con las normas establecidas en los otros países, ¿por qué no quieren que se cumplan las que rigen aquí? O, mejor preguntado, ¿por qué no se van a protestar alli dónde se origina el mal? La miseria de esas personas no se solventa permiténdoles estar aquí y dejándoles deambular por las calles sin más; se resuelve defenestrando a los tiranos que gobiernan en aquellos allíes olvidados de la mano de los dioses y desbaratando los negocios mafiosos. Pero, lógico, aquí es fácil protestar, provocar, pedir, gritar, romper, tirar piedras o quemar contenedores. Allí, en "los otros países", para hacer eso hay que tener unos cojones más grandes que los verracos de Guisando.
Dejémonos de pamplinas y llamemos a las cosas por su nombre: los inmigrantes ilegales son ILEGALES; si no fuese así, serían, a ver si terminamos de captarlo, simplemente inmigrantes. Esto significa que no son DEPORTADOS ni EXPULSADOS, son REPATRIADOS y muy cómodamente a cargo, generoso cargo, del dinero común de todos nosotros ¿Alguien no ve la diferencia?
Y eso sin entrar en cuestiones de responsabilidad, efecto llamada, riesgos y otras aledañas; eso, aunque sea el mismo cantar, merece mención aparte.