... Yo sí creo que hay que hacer leña. Y mucha. No sólo porque este impostor nos haya hurtado la dignidad además de los fondos, sino porque el precedente que sienta es demasiado peligroso para dejarlo en la más completa impunidad. José Luis Rodríguez Zapatero merece algo más contundente que la negación del saludo cuando pasee por la calle o el certero y vengativo escupitajo de un camarero en el café de los ochenta aproximadamente. Este sinvergüenza merece un procesamiento en regla y que caiga sobre él todo el peso de las tablas de la ley (deseo, claro, que extiendo a sus apóstoles). No merece él un escarmiento ejemplar, no: nosotros, la ciudadanía, merecemos el acto de justicia que supone verlo enrejado y hundida su familia en la misma idéntica miseria en la que él ha dejado a millones de familias mientras regalaba un dinero precioso a la Asociación de amigos de Al-Qaeda o para el Estudio de la viabilidad de la cría del salmonete en las dunas del Sáhara. Éste cobarde mentiroso se va a ir con la misma arrogancia con la que llegó y convencido, en su megalomanía, de que los demás seguimos equivocados; se va a ir con la misma sonrisa estúpida con la que millones de incautos se dejaron camelar.
Ahí empezaría la verdadera reforma y la verdadera regeneración democrática. No dejarlo en un linchamiento moral y en una reseña histórica deplorable.
Pero, evidentemente, Rajoy no alentará nada parecido a la justicia en el asunto Zetapé por si acaso, por si algún día le toca a él mismo.