
No es mucho lo que hay qué decir sobre el asunto y no por reiterativo, sino porque cae por su propia gravedad. Las estadísticas se pueden interpretar como se quiera; pero, no deja de ser éso: una interpretación por lo común interesada y, por lo mismo, manipulada.
No sé por qué al empelo estacional se le considera, a efectos reales, empleo porque -como tal- no lo es. Empleo, desde mi punto de vista, tiene otras connotaciones y está sujeto a unas características entre las que la más importante es la CONTINUIDAD. Esto es, la permanencia y la prolongación temporal que permite, entre otras cosas, asegurar ingresos y a través de estos el crecimiento real de la economía. Lo temporal, lo inconstante, lo no estable, no es trabajo: es un parche que, en verdad, no resuelve nada.
Eso por un lado. Por otro me parece que se está ocultando a la comprensión clara de la ciudadanía un factor/dato -sin contar el homogéneo- que puede parecer irrelevante para traducir esa supuesta creación de empleo: la sustitución, la ocupación de las vacantes que van quedando en el mercado laboral. Tal y cómo lo plantean, da la impresión de que los nuevos empleados van a ocupar puestos de nueva creación. Eso no es cierto. La mayoría cubre los huecos que van quedando por jubilaciones y defunciones porque, con independencia del estado de cosas, la gente, los curritos, se siguen muriendo y se siguen jubilando. Contrastemos esos datos en un cotejo serio porque es posible que haya una correspondencia verificable, una relación, y veremos que del alarde gubernamental no queda más que otra burda mentira y de la falta de respuesta de la oposición...