25/10/2011

Somos tres

La albada invernal es lenta y tardía.
Los dos se levantan cuando la primera luz entra por las últimas rendijas francas de la persiana. Entonces se izan enérgicamente y vienen.
Se tumban junto a mi, uno a cada flanco. Susurran y ríen, sin estrépito.
-Vamos a despertarle.
Se acomodan, buscan la mejor posición para descargar sus besos y para recorrer mi espalda con sus dedos tiernos. Finjo seguir dormido mientras les observo con los párpados entornados. Dejo escapar un gruñido y vuelven a reír tapándose la boca para no sobresaltarme con el ruido. Luego, una oreja, la boca, otros besos. Me remuevo súbitamente y respingan. Ya no amortiguan la risa.
Hago con que me despierto sorprendido y dejo que se abalancen sobre mi en una guerra abierta de cosquillas y de besos.
Siento su cariño dentro, muy hondo, casi doliéndome...