06/09/2016

CAMINO SORIA

La brillantez de algunos analistas políticos (por no decir de la mayoría) es proverbial. Ir a la tele o a la radio a "tertuliar" y venirse arriba es todo uno; así, sacando mucho buche, como implados de vanidad. Y sin sonrojo, oiga, sin inmutarse que sueltan la retahila en bucle los mozos y que se quedan -ya ve- tan panchos .
Tal vez sea porque, en realidad, no importa ni lo que aportan ni cómo lo hacen: el prestigio en este país no radica en la inteligencia, sino en la cantidad de veces que sales en la foto.
Pero, vamos a ver, almas de cántaro, ¿a qué pamemas estáis confiriendo una magnitud tan -a todas luces (las que os faltan)- desproporcionada?
Lo digo, más que nada, por el enésimo escándalo Soria; porque el camino Soria está jalonado de escándalos -no sólo dos: Panamá y Banco Mundial-, y con este último, conste, ni siquiera se llevan los pepeítas la palma aunque, de nuevo, eso sí, han conseguido desvirtuar la realidad; han conseguido, además, desplazar asuntos más perentorios a un discreto segundo término.
Se están cebando con Soria -que es un jeta y un pobre hombre a la vez: no es incompatible una cosa con la otra- aludiendo a razonamientos tan peregrinos como el de que un mentiroso no debe ser premiado con un puesto de ese calibre. Esto pone de manifiesto dos cosas. La primera es la escasez, la sequía intelectual de nuestros analistas (ya lo dejo escrito arriba); la segunda es la fragilidad de Soria; una debilidad que le convierte en presa fácil. Con su dimisión por los papeles de Panamá, Soria dejó patente que desde el punto de vista político no era más que un simple espantajo, un títere, un filón para sus correligionarios y para sus enemigos.
Que un político mienta con más o menos aplomo nunca ha sido en este país un obstáculo para que medrase. De hecho, mentir a la ciudadanía debe ser algo así como conseguir puntos extra. Y de ahí viene lo que no entiendo. A Soria se le suben a la chepa con lo de su mentira; pero, porque es fácil de atacar y de derribar. ¿Por qué no se hace lo mismo y se pone el mismo empeño con otros políticos de los que también sabemos que han mentido descaradamente y sin despeinarse? Sin ir muy lejos Felipe González, Aznar, R. Zapatero, Pérez Rubalcaba, Pepito Blanco, Montoro, Solchaga, Solbes, de Guindos, Magdalena Álvarez, Griñán, Cospedal (una y otra vez), Rafael Hernando (una y otra vez)... ¡Casi todos han mentido y han hecho de su capa un sayo desde que en España se restauró la democracia! Ahí están las hemerotecas y los archivos. Entonces, ¿de qué estamos hablando?
¿Cuál era el otro argumento? ¡Ah, sí! La designación a dedo, la puerta giratoria. Como si hubiese sido la primera y única. ¿Para cuando iguales escandaleras por los demás enchufes y dedazos? ¿Esos las dejamos pasar? ¿Sí? ¿Los olvidamos? Entonces, panda de capullos, ¿de qué estamos hablando?
Como iba diciendo, Bécquer no idiota ni Machado un ganapán...