Recortes. La Unión Europea, temerosa por el derrotero que toma la economía española con estos zascandiles, exige más recortes. Sin embargo, en España siempre hemos tenido un severo problema de interpretación de las palabras... Y aun de lo que vemos.
Europa pide, con criterio ante el despilfarro y el enriquecimiento ilícito de algunos "gobernantes" y administraciones, "recortes", sisas; nadie le habló a este sanedrín de sinvergüenzas de "SUPRESIONES". No, al menos, en aquellas parcelas que afectaran a los desfavorecidos por la mala gestión político-bancaria.
Pensé en un primer momento titular esta entrada "Avestruces". Recuerdo -porque en realidad ignoro si lo hacen- que en los dibujos animados hay dos actitudes sorprendentes y llamativas en estos plumíferos corredores: o te picotean la coronilla hasta dejarla como la bandera nipona o meten toda la cabeza en el primer hoyo que ven.
La asociación de ideas con la actitud de "nuestros" sindicalistas y "oposición" política es inmediata y elemental. Ahora, que es cuando todos deberían estar arrimando sus teas a la hoguera, desaparecen. Sin duda esperan; ¿a qué? Unos a que pase de largo el vendaval sin que se acuerde de ellos y los otros a que el naufragio absoluto se consume para vender a los ahogados -ya muertos irremediablemente- salvavidas inútiles. A burro muerto, la cebada al rabo. Antes de que la debacle tome carta de naturaleza propia y atroz, deberían alentar la revuelta, la insumisión, provocar la hégira en pleno de este desconcertante, abusivo y fascista gobierno.
Los sindicalistas ya deberían estar poniendo barricadas frente al Palacio de la Moncloa y Rajoy-Rajuá "intrigando" con el resto de "opositores" para anular una decisión cuya envergadura parece se nos escapa y, desde luego, ellos no alcanzan a vislumbrar.
No voy a entrar en los datos que, por contundentes, niegan la necesidad de eliminar esa ayuda y deponen su trascendencia ante partidas de rango mayor en la preferencia eliminable. Es de todos sabido que algo no funciona cuando la clase política quita a los súbditos mientras deja inalterado su sueldo. Pero, tampoco voy a abundar en eso.
Lo dramático es que con la supresión de esa ayuda no se incentiva la búsqueda de trabajo porque quien recibe esa ayuda insuficiente YA ESTÁ BUSCANDO INTENSIVAMENTE TRABAJO; no obstante, sí se alimenta una desgracia mayor. Esa "ayuda" no sólo permite sobrevivir a muchas familias. Permite, además, en medio de la asfixia, ir pagando "malamente" muchas de las deudas adquiridas por esas familias, soportar las desorbitadas facturas con que nos regalan los poderosos tenientes de las fuentes de consumo básico y necesario, etc...
Eso, traducido, significa que aumentarán los desahucios y los embargos, los procesos legales y -por ende- el colapso de que tanto se quejan; aumentarán los impagos y (causa-efecto) las quiebras y así sucesivamente. Si no lo ven, ya se lo cuento yo.
Pero, además, está ese incomprensible mutismo sindical y político, esa inmovilidad devastadora que permite por omisión. Busco un razonamiento, siquiera, aproximado para entender dicha actitud.
Doy con algo estremecedor: la revancha.
Sólo consigo explicarme la pasividad de Menditoxo como resultado de la venganza, de la represalia mezquina por no tener el respaldo social que ellos pretendían y que (aquí es donde la pescadilla se muerde la cola) es fruto del desencanto y, precisamente, de su sometimiento y connivencia con un gobierno salaz por excesivo en la represión y en la incongruencia (subvenciones innecesarias a grupos innecesarios). Y este ruin proceder, este desquite absurdo, puede que ahora les satisfaga y les infle a modo su arrogancia perversa; pero, el tiempo, que es implacable, tomará justa venganza porque si cuando más los necesita la sociedad (y cuando tienen una oportunidad de oro para demostrar con quienes están, de qué lado) la abandonan, el castigo será, a buen seguro, demoledor.
Lo de Rajoy-Rajuá y el Pepé, es otro cantar. Cualquier partido en cualquier democracia del mundo que se enorgulleciera de tal, se estaría batiendo el cobre con vehemencia desmesurada, sin contención, sin miedo, sin la sangre fría del cálculo electoral y el futuro gobernable. Medios para impedir o revocar el desmán, haylos por mucho que digan que nada pueden hacer. Sí, sí pueden. Un parlamento democrático (en eso se basa la democracia) puede aprobar leyes a pesar de la resistencia de su gobierno. Un parlamento democrático puede, a pesar de los intentos de obstrucción, anular los ímpetus dictatoriales e infames de un gobierno. Otra cosa es que Rajoy-Rajuá quiera porque, a lo que parece, está más cómodo instalado en el "laissez faire, laissez passer" que en la brega noble del bien de los ciudadanos; parece que quiere llegar a la presidencia por agotamiento del rival y eso, además de cobarde, es revelador: si ahora se comporta así, que hará cuando llegue al gobierno.
En este país nos indignamos mucho y hacemos poco. Sólo salimos a la calle para "protestar" y tirar piedras contra las sedes de los partidos, para calumniar o para quejarnos... Pero, actuar, lo que se dice tomar la iniciativa y descolocar y remover, nada. Somos un pueblo con maniota y orejeras y contento de que sean siempre otros quienes inciten, quienes propongan, quienes activen y convoquen. También somos un pueblo avezado a la queja a posteriori: somos patéticos, esperpénticos. Lloramos Granadas perdidas sin haberlas defendido...
-¡A los parados los vamos a dejar sin nada! |
En fin, por mi, que nos jodan (en castellano de España) bien a todos y luego a reclamar al maestro armero o al Sursum Corda (que significa, ironías de la vida, "arriba los corazones").