25/10/2011

Somos tres

La albada invernal es lenta y tardía.
Los dos se levantan cuando la primera luz entra por las últimas rendijas francas de la persiana. Entonces se izan enérgicamente y vienen.
Se tumban junto a mi, uno a cada flanco. Susurran y ríen, sin estrépito.
-Vamos a despertarle.
Se acomodan, buscan la mejor posición para descargar sus besos y para recorrer mi espalda con sus dedos tiernos. Finjo seguir dormido mientras les observo con los párpados entornados. Dejo escapar un gruñido y vuelven a reír tapándose la boca para no sobresaltarme con el ruido. Luego, una oreja, la boca, otros besos. Me remuevo súbitamente y respingan. Ya no amortiguan la risa.
Hago con que me despierto sorprendido y dejo que se abalancen sobre mi en una guerra abierta de cosquillas y de besos.
Siento su cariño dentro, muy hondo, casi doliéndome...

24/10/2011

...Del cristal con que se mire.

Debería apreciar, y valorar en su justo precio, estos días insulsos que pasan sin pena ni gloria, que pasan por delante bajo el empuje de su propia inercia. Son días insensibles, sin emoción, y ahí radica su importancia: no anidarán en el recuerdo ni por lo bueno ni por lo malo.
No había caído hasta ahora; sin embargo, sí, debo estar agradecido por tener días como estos donde lo único reseñable ha sido la lluvia, una visita estimulada por el aburrimiento atroz, una lectura intensiva y una película vista por tercera o cuarta vez.
Frente a quienes necesitan rellenar su vida con una frenética actividad que les permita tener la ficticia sensación de estar vivos, reconociendo así su frustración, he preferido aceptar que lo importante no es saltar inútilmente tratando de coger una felicidad imposible, un espejismo, sino evitar el dolor y la amargura que conlleva la existencia.
Y disfrutar -aunque parezca excesivo- del breve instante de silencio que el mundo, tarado, me ha permitido.

13/08/2011

¿Positivismo?

No sé lo que pasa en el mundo. Desde hace unos días (desde que llegaron mis hijos) apenas me entero de lo que pasa en este lamentable planeta. Por desgracia, la consciencia de que hay cosas que no cambian, que no se eliminan, que no se superan, que no se reparan, está ahí.
Sin embargo, esas informaciones crispantes del entorno inmediato de repente han desaparecido. No se han esfumado por arte de birlibirloque sino porque el interés, mi interés, ha cedido a una prioridad más suculenta y gratificante.
Hay, es cierto, salpicaduras que permiten mantener un delicado vínculo con aquella realidad, mantener el equilibrio de correspondencia social cuya ausencia nos convertiría en anacoretas funcionales. Pero, sólo son eso, salpicaduras: una imagen fugaz con palabras ininteligibles del candidato Pérez; una estremecedora, aterradora aparición del candidato Rajoy; las medusas playeras; un violento día londinense... De no ser por esas minúsculas motas, estaría desprendido de ese mundo.
Lo más sorprendente es que no lo hecho de menos. No hago nada por mantenerme informado, actualizado; no hago nada por enterarme de las cosas importantes que pasan en mi entorno porque las cosas importantes, más importantes, ahora ocupan toda mi atención y me acaparan hasta el éxtasis y la extenuación.
Digamos que no soy feliz pero lo parezco...

12/08/2011

Hojas caducas

La idea de Dios, su existencia, nunca me ha atormentado. Al menos no lo suficiente como para desvelarme. No ha sido nunca una obsesión dramática; sí, sin embargo, una constante persecutoria relativamente testaruda.
He sido incapaz de concebir (y comprender) al Dios asediado por las religiones; a un Dios presentado desde razonamientos defectuosos y que cargaba contra el hombre incomprensiblemente. Así continúo.
La duda me hizo pensar y quizá, como a Larry -el espléndido protagonista de El filo de la navaja-, buscar entre todo este desbarajuste una luz, un atisbo de sentido en el caos ciego del que nos nutrimos. He indagado lo suficiente para saber que no hay que indagar, que el alcance de nuestras miserias no se resuelve con un falso convencimiento por mucho que ayude a soportar el tránsito obligado. Al final, todo se reduce a un sencillo "no sé" o a una íntima persuasión que en ese ámbito debe quedar porque su validez se ciñe a lo personal y a lo imperfecto.
De todo, la única conclusión que he conseguido extraer sin dolor, sin rencor, es que SOMOS DEMASIADO PEQUEÑOS COMO PARA QUE NO HAYA ALGO MUCHO MÁS GRANDE. Sea lo que sea. Somos motas de polvo, microbios dentro de otro microbio que vive dentro de otro microbio... Esta certeza me infunde un cierto valor (o me extirpa el miedo) para afrontar un destino inamovible, inexorable. Sigo sin saber de dónde vengo, qué hago aquí ni adónde voy. En ese entretanto de hojas caducas, cuidado: nadie tiene nada -en realidad- que perder... Y yo menos.

Norte y sur: publicidad

Pocas veces le damos al lenguaje la importancia que tiene. Tanto es así que con frecuencia nos pasa desapercibida la influencia que tienen las palabras sobre nosotros. El lenguaje nos condiciona y repercute, aunque no lo creamos, en nuestra imagen y en las de los demás.
Acabo de ver, otra vez, el anuncio (spot) de Cruzcampo; ese del "cerebro se divide en norte y sur". Recuerdo que la primera vez que lo vi el surfista, eufórico, afirmaba: "yo iba para ingeniero". Pues bien, a lo largo de este verano no sólo se ha arrepentido sino que, además, ha terminado la carrera. Lo sé porque ahora, cuando se lanza ufano al agua en busca de la ola perfecta (se supone) y rebosante de chispitas de sabrosa adrenalina, el mismo surfero asegura ahora que "soy ingeniero".
El cambio operado en la sugerencia publicitaria se debe a una cuestión de imagen. En el primer anuncio, la imagen de este tipo era la de un vividor díscolo, poco más o menos, dedicado a una vida irresponsable y libertina, sin compromisos salvo el que tuviere consigo mismo: es el tipo del, con perdón, me la suda. En el actual es un hombre con cierto nivel intelectual que practica deporte: es un hombre completo; el tipo que desearía cualquiera suegra...
Tan simple como eso: yo iba para (pero me quedé en el camino porque...) frente al yo soy con todos sus atributos y el prestigio y reconocimiento (esfuerzo...). Y es que la imagen del cervecero no puede ser la de un vivalavirgen sino la del refinamiento y el compromiso. Hay más cosas: la felicidad, la forma de desenvolverse... Pero, de momento al menos, quedémonos en esa cuestión tan trivial.

27/07/2011

POLITOMAQUIA

erdonen, señores políticos (y otros discípulos de Caco y Gestas crucifijo), si -como Rodríguez Zapatero al paso de la bandera yanqui- no me levanto respetuosamente ante vuesas mercedes y si lo hago, más bien y al contrario, es como ciudadano empachado de su verbo taimado y zalamero; pues, no me queda ni cuerpo ni otra.
Sí, me limita la opción (o la acción) bien el ver más de lo que ven los demás -de la "mayoría" hablo- o bien, así igual de desgraciadamente, el no alcanzar más allá con esta mi entendedera obstusa.
El caso y cuestión es que con la que cae, y lo que queda en la recámara, sigo sin comprender el empeño feroz, atroz, de enclavarse en el sillón y dedicar a esa innoble misión todo su empeño, afán y voluntad. No doy con la clave de una fe más preocupada de allegarse el poder, el privilegio y la impunidad (intenciones más propias de tiranos) que de procurar amparo y remedio al pedrisco crítico que nos abruma; todo como los honestos servidores de la cosa pública (elido deliberadamente el latinajo "res" para evitarles la segura confusión) que se supone -aunque ya sabemos que no es cierto- son.
Cada día, leyendo a los tirios y a los troyanos, observo que me queda mucho por aprender. Y uno de los enigmas que extenúan mis precarias meninges es un terrible por dramático "¿cómo es posible (en todos los aspectos) que ustedes, en contra de las leyes de la física conocida, puedan moverse tanto sin desplazarse un micrómetro del mismo punto?"
Mientras nos entretienen con su fingida pelea nuestra atención se dispersa, se aliena y huye de la realidad que palpita bajo la mascarada. Es natural: estamos acostumbrados a derrochar nuestra concentración en los cultivos más refinados que nos proponen a diario los nuevos ecos de s(u)ociedad.
Ya ha quedado claro que no quieren apearse del poder, que no tienen intención alguna de remover obstáculos, de dotar al ciudadano de resortes cuestores con que fiscalizar sus actos y censurarlos con la consiguiente acción legal. Y el pueblo, necio, cobarde, acomodado, traga; tragamos. Han conseguido convertir un sistema con vocación demócrata en un régimen feudal cuyo gobierno interpares ostentan, sustentan y detentan, ustedes. Un régimen feudal en el que no permiten injerencias y mucho menos del pueblo al que han conseguido allanar unas veces por la mentira, por la fuerza otras y por el desuso o el decaimiento de su prerrogativa soberana las más.
Esa inclemencia política que se traen entre unos y otros es postiza. Algunos lo sabemos. Sus peleas, señores, son estrategias conscientes y perfectamente estudiadas. La manipulación de las masas no es novedad y sus aprendices de Goebbels lo saben y lo aplican bien. Y esa es su mejor argucia. Sí, porque su mejor baza, señores políticos, es el enfrentamiento (provocado) de la población; azuzar a unos contra otros dejándoles creer, a la vez, que todo es fruto de su libre y facunda volición, de su opinión formada en el criterio y la madurez. Enfrentarnos como si todo el despliegue de ladridos para dirimir a qué huelen las nubes fuera fruto de nuestro más íntimo convencimiento. Y en lo que nos desfogamos, ustedes se arrellanan en sus sillones y esperan la generosa nómina que entre todos les aprontamos, que les permite llevar a sus hijos a colegios selectos, comer bien y todos los días, tener coches y casas lujosos y confortables, mientras dos esquinas más allá alguien, venciendo su vergüenza, rescata la gallofa miserable con que alimentará a sus hijos porque en su hogar no entra un céntimo. Y no entra gracias a ustedes, holgazanes, que poco les importa cómo sobrevive la gente: si no se mueren de hambre en la calle es que comen, parece ser su razonamiento.
Ni siquiera eso puede ser lo peor. Lo peor es la realidad irreal pero impuesta que viven, señorías; la Jauja depurada, la Arcadia fausta que les permite robar y salir indemnes porque las partes nobles del cuerpo comulgan de la misma corrupción y se protegen entre ellas.
Hace tiempo alguien inventó el concepto "responsabilidad política" y encontró la panacea. La desfachatez del término les permite eludir toda acción, toda ejecución externa y judicial apelando a un ámbito exclusivamente moral o ético en sus actos: ancha es Castilla. Ustedes vosotros, políticos, la panacea; nosotros, la vaselina y el placebo. He ahí uno de los principios erróneos y de las causas de la corrupción estructural que ha gangrenado el sistema; un sistema que de democrático ya sólo tiene el alias y cuya putrefacción ha contagiado, generosa e inevitablemente, a todos los estamentos; sobre todo a las administraciones públicas y a la "justicia". Un sistema cuya deriva poliárquica ha permitido y favorecido -gracias a su sumisión de ustedes y a sus deudas de tahúr, señores políticos- que sean los centros de poder económico, los bancos y las empresas, quienes determinen las normas del juego y dominen, así, al legislativo, al ejecutivo, al judicial y al "cuarto".
Os tuteo. Nos habéis hurtado el poder y la decisión, el gobierno. Al socaire de "la historia nos juzgará" quedáis exonerados de vuestros delitos... ¡Qué envidia, Islandia!
El problema, ya os lo hemos repetido hasta la saciedad, sois vosotros. No como clase, no como opción. Vosotros como "representantes", todos y cada uno de vosotros con vuestras pilas y apellidos, concretos, identificables. Vosotros, suplantadores; los mismos que de la forma más artera, ruin y grosera, tratáis de desplazar nuestros vapuleados criterios protagonizando una bufonada, envolviéndonos con patrañas provocadoras de una duda razonable y absolutoria en los cerebros enmohecidos.
Tengo la impresión de que sólo se os puede despegar, desafortunadamente, con la fuerza porque fuerza es la que usáis para manteneros. La fuerza del dinero y la fuerza confusa, mercenaria, de quienes yerran al prestaros a vosotros el auxilio de un atributo y una investidura que les ha conferido la sociedad, y no vosotros; de una fuerza que aplican en vuestra defensa arbitrariamente pensando que dependen de vosotros y no que se sustentan y se deben al pueblo soberano porque forman parte de él.
Por mi parte, habéis ganado. Viendo cómo se desarrolla la escena y cómo el público se desencaja y descarna las palmas aplaudiendo la entrada del bobo en el entremés, poca esperanza me queda de ver cómo las aguas se encauzan a su natural por definición: democracia.
Una democracia desvirtuada por vosotros, violada por vosotros, prostituída por vosotros caciques de mal agüero. Una democracia parcial y sesgada que sólo invocáis en aquella parte que os beneficia mientras escamoteáis aquella cara que os resulta inconveniente.
Habéis ganado; todos. Habéis ganado porque la ignorancia de un pueblo es la mejor arma de chalanes y tiranos. Pero, sí quiero dejar claro que a mi (y a otros pocos) no conseguís engañarnos... Aunque no sirva de nada; al menos de momento.

24/07/2011

Mucha mierda...

Estaba esperando. Desde que me enteré (casi inevitablemente) del "accidente" de Ortega Cano, me preguntaba cuánto tardaría Tele5 en organizar su tinglado sacamierdas y buscaudiencias, en desplegar toda su estructura en pro del beneficio económico a costa de hurgar en la miseria de un hombre y en el dolor de una familia que espero -lo deseo de todo corazón- no se haya sometido al sucio juego de esta cadena y haya tenido el criterio y la dignidad suficientes para no participar en su pestilente pantomima televisiva.
Pues no ha tardado mucho. Hoy mismo he visto cómo anunciaban ya su programa de "investigación". Sin ningún pudor, sin recato ni miramiento.
No me sorprende conocida su escora permanente hacia el ensañamiento y el amarillismo impune. Cualquier cosa por dar carnaza a una audiencia enferma gracias a una programación enferma procurada, presentada, jaleada, coreada y vociferada por toda la soez y enferma verdulería del barrio.
No me conmueve, lo reconozco abiertamente, la desgracia del torero. Tampoco me alegro de ella viendo el rastro que deja. Me conduelo de la familia del diestro caído y de la familia atacada por la muerte injusta que ha visitado su solar. Pero, hasta eso tiene un límite. Si los familiares del amortajado son capaces de participar en la farsa, para mi dejarán de merecer el respeto que se les debe.
La vida es así. Todos caemos, antes o después. En el entretanto, es cada uno quien decide la forma de caer: sin hipocresía y con nobleza o siendo parte de la mierda removida. ¡Allá tú! ¡Allá cada uno con su conciencia!

17/07/2011

La vida muerde. Muerde y agota. Demasiado tiempo esperando el aire. Sé que ahí, allí, se resuelve un horizonte. Pero, las llagas inquietan más que el destino y que la noche. La noche no es el sueño. El sueño es un pliegue analgésico en la página absuelta de un libro abrumado.
Volveré a llamar. Una vez más. De nuevo, el silencio que agita el pulso y crispa las uñas sobre las palmas anhelantes de las manos. Después, el deseo empuñado elevado a Dios...

16/07/2011

No es el corazón. El corazón sólo late; sólo mantiene calientes las palabras. Es en su alma atroz donde anida el odio. Y de odio se nutre. El odio la mantiene viva porque sólo odiando se siente viva. Necesita el odio para llenar el vacío estremecedor, inconmovible, de su esencia.

12/07/2011

Se recrudece. Al parecer, la crisis se encona a pesar de la unánime voluntad de conjurarla. Los países "hacen sus deberes" y, aun así, el caos económico persiste. Las causas, después de oír a unos y a otros, son de lo más variado y los culpables, después de oír a unos a y a otros, rematan en una conclusión estremecedora: los ciudadanos y su consumismo, su imprevisión, su querer vivir por encima de sus posibilidades.
Trasladar (como hacen en Intereconomia) la responsabilidad a la población y exonerar a los bancos -de quienes esa emisora espera, sin duda, "favores" que le permitan seguir emitiendo- es obsceno además de mentira (no incierto ni falso: mentira).
Las empresas (entre ellas las de construcción) buscan, por definición, el mayor beneficio en el menor tiempo posible. Para eso, los bancos en concreto, siempre han inventado nuevas fórmulas que disfrazadas de generosidad hacia sus clientes han vulnerado la ética más elemental. Productos que, siendo en muchos casos de dudosa legalidad, han modificado a su gusto los criterios establecidos en economía. Han creado nuevos conceptos que, como siempre, son axiomas. Nadie vigiló. La ciudadanía se quejaba de las incomprensibles e insostenibles subidas de precios que les obligaba a pedir créditos no para consumir más sino para sostener lo que se tenía: la caldera que se rompe, comer, la hipoteca/alquiler, la revisión del coche, las fotos para la renovación del carnet... Quienes tenían algún dinero o alguna propiedad quisieron hacer también su agosto y obtener cacho de la "oportunidad". El alquiler medio de una vivienda, por ejemplo en Madrid, es de 1.200 euros; el sueldo... Ya se sabe.
El consumo estaba asegurado y aseguraba la desproporción porque fluía el crédito incentivado y programado por los bancos al respaldo de un trabajo que se esperaba seguro para que continuara generando esclavos deudores y eso se aprovechó de la manera más inmoral y abyecta. Mucho más en un mercado en el que la colusión (tácita o no) es una práctica que disuelve en absoluto cualquier conato de aplicación de la "ley de la oferta y la demanda". Esa práctica de precios concertados, descaradamente vigente, se sigue permitiendo como se permite la usura o el pagar por servicios o productos no consumidos. Tal es el poder las empresas (grandes) frente al poder soberano y, de ahí, en cascada.
Añadamos a estas conductas, otra a la que los fabricantes nos han abocado: la obsolescencia. ¿No es irónico -o paradójico- que resulte más barato cambiar una lavadora que repararla? Pero, claro, para reparar la lavadora en vez de cambiarla, lo lógico es que el técnico me cobre menos (permitiéndome una amortización razonable de la máquina) de lo que me cuesta un aparato nuevo, a estrenar, y no que sólo por el hecho de "verla", por "desplazarse" (como si dicho desplazamiento no formara parte de su trabajo), el tipo me cobre ya, de entrada, 60 euros.
Hasta que se descubrió el pastel, la trampa y el cartón. Una trampa que, aunque descubierta, sigue indemne y los tramposos, libres.
Hay mala praxis. Unas prácticas viciadas que además se contagian: ¡pues no se inventan -por ejemplo- el seguro y la operadora de telefonía una cláusula aplicada por los bancos (de manera irregular) y que no figura en sus contratos y que, además sería abusiva entre otras muchas que también tienen y a las que nadie persigue de oficio! Y lo peor es que esas mismas "comisiones" (ilegales) las aplica la propia administración. Porque la administración forma parte de la misma corrupción. Porque la administración alienta la corrupción y a la vista está, demostrado con independencia de que los jueces y los fiscales, partícipes del tinglado, exculpen o hagan la vista gorda.
La conclusión, mi conclusión, es que todo el sistema está corrompido de pies a cabeza y que es esa corrupción la que ha permitido la crisis y la que la va a mantener