Con frecuencia me pregunto qué habrá tras la propuesta de un político, qué aviesa o nepótica intención le empujará. Cuando se anuncia un reforma, de algo -lo que sea-, busco qué interés persigue, a quiénes beneficia.
Por ejemplo, de repente a alguien se le ocurre que hay que señalizar todas las carreteras con un voluminoso y bien visible cartelón que anuncie "Gracias por su conducción responsable". A nadie se le escapa la estupidez; pero, como ha sido aprobado por el Consejo de Ministros y convenientemente publicado pues, nos la envainamos sin darle más a la mollera. En cada materia gris cabal quedará el poso de la innecesaria gratitud y del gasto, oneroso, que supone no para quienes administran el dinero de todos y no el suyo propio que quedará, como siempre, salvaguardado.
Entonces viene la pregunta: ¿no será el tío que fabrica los cartelitos primo -o similar- de alguno de estos mequetrefes?
Y, hombre, porque no nos vamos a poner a buscar una relación parental o amistosa a estas alturas... Pero, huele que apesta.
En fin, todo esto para llegar a una clara conclusión: cada norma, cada ley elaborada por nuestros políticos tiene un trasfondo concreto y bien perfilado desde el que se beneficia a alguien próximo de alguna manera y esto es así porque la realidad de nuestros gobernantes difiere mucho de la que sufrimos a diario el resto de los súbditos mortales de este puto reino.
Y esa sólo es la punta del iceberg...
Por ejemplo, de repente a alguien se le ocurre que hay que señalizar todas las carreteras con un voluminoso y bien visible cartelón que anuncie "Gracias por su conducción responsable". A nadie se le escapa la estupidez; pero, como ha sido aprobado por el Consejo de Ministros y convenientemente publicado pues, nos la envainamos sin darle más a la mollera. En cada materia gris cabal quedará el poso de la innecesaria gratitud y del gasto, oneroso, que supone no para quienes administran el dinero de todos y no el suyo propio que quedará, como siempre, salvaguardado.
Entonces viene la pregunta: ¿no será el tío que fabrica los cartelitos primo -o similar- de alguno de estos mequetrefes?
Y, hombre, porque no nos vamos a poner a buscar una relación parental o amistosa a estas alturas... Pero, huele que apesta.
En fin, todo esto para llegar a una clara conclusión: cada norma, cada ley elaborada por nuestros políticos tiene un trasfondo concreto y bien perfilado desde el que se beneficia a alguien próximo de alguna manera y esto es así porque la realidad de nuestros gobernantes difiere mucho de la que sufrimos a diario el resto de los súbditos mortales de este puto reino.
Y esa sólo es la punta del iceberg...