Se han desgañitado predicando la libertad de mercado sin intervencionismos y criticando la cultura/política de subvenciones y ahora, cuando la guerra intermedios se recrudece por las pérdidas de espectadores y lectores, acuden a la súplica desesperada, a la limosna facilona y a la mendicidad sin ceder una micra de su orgullo y su arrogancia pertinaces: "¡Es por la libertad y la independencia!"
Por la libertad y la independencia, sí, que grandes palabras.
Aplicando los criterios que defienden, lo lógico sería dejar que el mercado regulara y si Intereconomía ha de ser un cadáver más en el camposanto del periodismo, amén. Un cadáver más abonando el yermo terruño patrio en donde yacen, por mor de la estolidez política y las veleidades empresarial y sindical de los "mayoritarios" y su incontenible afán de lucro, millones de seres que perdieron sus trabajos gracias a esos peculiares criterios de rancia vigencia y de ficticias libertad e independencia; criterios en donde la competencia/itividad impugnan cualquier rasgo humanitario ponderando la riqueza de unos pocos (plutocracia descarada en la que vivimos) frente al bien común y el progreso social. La crisis solamente ha sido una excusa llovida del cielo, oportuna, aprovechada por los domadores de un sistema injusto y desequilibrado que ahora pasa factura a quienes lo fomentaron sin pensar que ellos eran minúsculos engranajes; sin pensar que ellos, también, eran contingente a disposición y capricho de voluntades más potentes.
Como siempre, tomo el todo por la parte. En realidad hago lo mismo que ellos hacen en su irredenta manipulación informativa, lo mismo que ellos hacen viendo violentos (G. Serrano) y delincuentes (Losada, de la Granja, Dávila, Sinde, Díaz Villanueva, etc...) donde una mayoría de ciudadanos ejemplares ejercen su DERECHO de reunión, de petición, de protesta. Sin embargo, reconozco que la línea editorial y la opinión de cuatro energúmenos sólo es eso y que dentro de ese grupo hay instrumentos divergentes que facultan una cierta polifonía.
Quizá una diferencia sea esa: yo quiero que ellos "vivan" mientras que ellos (unos cuantos de ellos) pretenden la muerte y el silencio de quienes discrepan de su opinión rijosa y mojigata. Una opinión intransigente que se ha convertido en la zahorra que les empuja al fondo del abismo.
El mundo no es, ni debe ser, como ellos lo quieren pintar. Han abogado por una estructura que ahora, como Cronos desalmado, los engulle. Han criado cuervos y los cuervos son muy suyos...
Pero, no es bueno que el hombre esté solo como tampoco lo es que reciba, exclusivamente, la información sesgada de un único polo.
Yo, si hace falta, les cedo mi palabra y defenderé la suya ante cualquiera que intente conculcar su libertad de expresión y su derecho a ocupar un espacio en la comunicación; pero, que quede claro que su derecho a llamarme delincuente y salvaje no conlleva, adheridos, ni mi simpatía ni mi compasión.
Tal vez tengan que repasar sus esquemas ideológico-económicos y mandar al paro -entre otras cosas- a los cuatro cretinos que, dedicados a crispar los ánimos y a mentir parapetados tras una pantalla a la que no se puede responder, están hundiendo una nave necesaria para la pluralidad, a unos extremistas que dan la impresión de añorar tiempos remotos y que ocultan algo más de lo que se ve a primera vista. Seguro.