Análisis,
análisis, análisis... Tenemos la costumbre (yo el primero) de
atribuir el rango de análisis a lo que sólo es mera opinión. Y
opinadores somos todos.
En la crisis
política destada en España todos tenemos voz y, según parece,
varios votos. En la voz, todos queremos llevar la cantante y todos
damos lecciones magistrales sustentadas más en la arrogancia que en
la realidad de nuestras capacidades.
Sin embargo,
puestos a sentirnos analistas de postín, analicemos. Los datos son
claros y contundentes. El primero es doble: ni PP ni PSOE han
obtenido (¡dos veces!) la mayoría suficiente para gobernar.
Análisis: su número de votantes se ha reducido. Habrá qué ver el
porqué, un porqué que resulta evidente. Segundo dato (por mucho que
no les guste a muchos): PODEMOS irrumpe con una fuerza más que
notable en el Parlamento. Le sigue CIUDADANOS, de lejos. Análisis:
buena parte del electorado que consideraba no estar representado en
las opciones “tra(d)icionales” ha visto en ese partido (PODEMOS)
esa posibilidad de representación y ha acudido a votar cuando, hasta
entonces, había sido un electorado pasivo. PODEMOS, por supuesto,
también ha recibido una importante transfusión de la parte
desencantada de PSOE e IU. La importante consecuencia es que PODEMOS
ha conseguido lo que de entrada parecía imposible: entrar en el
sistema caciquil pergeñado por PP y PSOE y desestabilizarlo. Nos
guste o no, aquella descendencia (bastarda para unos, legítima para
otros) del 15-M que es PODEMOS ha tomado cuerpo, carta de naturaleza,
espacio propio y está haciendo temblar los cimientos de un Estado
corrompido, ha conseguido conmover las estructuras de los dos grandes
partidos y les ha obligado a replantearse sus conceptos, sus
posiciones y sus estrategias; les ha obligado a modificar la visión
del cortijo patrio que hasta no hace mucho tenían y explotaban
impunemente.
Dicho esto,
quedan algunas cuestiones por aclarar. El PP culpabiliza a PSOE del
bloqueo institucional por no permitirle gobernar aunque sea en
minoría. El argumento es tan falso como odioso y lamentable. Hagamos
un ejercicio de modesta mayéutica para desmontar el gran sofisma del
PP: Partamos de una premisa aceptada por todos: “En democracia
gobierna la mayoría parlamentaria” (no el partido más votado,
porque ser el partido más votado no conlleva, necesariamente, ser la
mayoría parlamentaria). Bien, entonces: ¿Ha obtenido el PP mayoría
suficiente para gobernar? Si la respuesta es sí, que gobierne, ¿cuál
es el problema? Si la respuesta es no, entonces no tiene mayoría
parlamentaria por lo que no tiene por que ser obligatoriamente el
partido que gobierne. Sobre el “bloqueo”. Demos la vuelta al
argumento del PP: ¿está dispuesto el PP, para evitar unas terceras
(y vergonzosas, según ellos) elecciones no ejercer ese bloqueo del
que tanto hablan y permitir un gobierno como el que ellos piden para
sí mismos? Si la respuesta es sí, no hay problema: Rajoy renuncia,
y con él todos los demás, y permiten un gobierno de la izquierda.
Si la respuesta es no, ¿por qué acusan a los demás del mismo
pecado que ellos cometen? Si el bien supremo para el país es que no
haya otros comicios y sí un gobierno, más o menos estable, ¿por
qué no renuncia el PP a su empeño de gobierno y se inmola por ese
bien supremo?
¡Ah, ya!
Porque le problema estriba en que si llega al poder “esa izquierda”
puede que levanten alfombras y que muchas prerrogativas se
volatilicen como por arte de magia: ¿adiós a la burguesía dominante
y a la omnipotencia de sus miembros (y miembras) tal y como hoy la conocemos y padecemos?
Una parte
del PSOE ha comprendido que su pérdida de votos se debe,
probablemente, a la connivencia mantenida durante tanto tiempo con la
derecha. Una parte del PSOE ha intentado (tarde) recuperar ese
espacio abandonado y dominado ahora por los “OKUPAS” de la
política. No obstante, un sector importante se niega a volver a la
senda del progresismo (donde, en realidad, nunca pastaron) e imputan
la debacle a Sánchez. Lo cierto es que esa imputación es una excusa
ladina, tramposa, tras la que se oculta, en realidad, una lucha por
la supervivencia de ciertos status. ¿O alguien cree que Madina,
proahijado por Pérez (ése al que le molesta que le llamen Pérez:
prefiere “Rubalcaba” porque tiene más enjundia, más clase, más
distinción) va a recuperar en un santiamén los votos perdidos? No
nos engañemos. ¿Alguien cree que Díaz y sus faralaes van a renovar
el PSOE? Díaz es la continuación de la vieja guardia, ni más ni
menos. Es el más de lo mismo y de los mismos y es el "hoy por ti mañana por mi" con el PP.
Queda por
ahí lo de CIUDADANOS: No requiere más
comentario.
En
definitiva, todo este conflicto general es fruto de la aparición en
el ruedo de PODEMOS. Su sola presencia ha demsontado al PP, ha
descabezado al PSOE y le ha fragmentado, ha engullido a una IU que
empezaba a codearse con los poderosos y ha agitado un clamoroso
debate en la sociedad. Todo un triunfo aunque hayan perdido un millón
de votos que, tal vez no fuesen suyos, sino de IU, de esa parte de IU
que veía con buenos ojos pertenecer a un sistema corrupto en el que
sentía cómoda. Sin PODEMOS todo estaría igual que siempre y los
dos grandes estarían gozando de una tierra de nadie que ahora ya
tiene dueño y parece que tiene intención de quedarse. PODEMOS ha
sido un revulsivo social, una revolución real, verificable; no sé si por la tensión del
núcleo irradiador y los chiriflús laterales o por la acción
directa de los agentes abrasivos sobre el barniz filamentoso del
alicuécano gris: a tanto ya no llego. PODEMOS da miedo a algunos. Le
temen. El porqué verdadero lo sabemos y lo callamos: si ahora
estamos así, no queremos ni pensar en la posibilidad de que un día
a alguien se le ocurra quitar el tapón del sumidero estatal. Sé que
para un análisis más profundo y exhautivo hay que conjugar algunos
elementos influyentes que quedan por ahí. Es innegable. Hay muchos
más elementos periféricos a tener en cuenta. Pero, creo que el
núcleo fundamental es el expuesto con mayor o menor acierto: es lo
que tiene el vino, que si me equivoco... Aunque creo que no.