18/02/2010

España: solvente, insolvente y disolvente



A estas horas ignoro, todavía, los veredictos que a cada una de las muchas encuestas sobre quién ganó/perdió el debate de ayer han dado los grupos de españoles, o no, elegidos para responder.
Al parecer, por lo que he oído por ahí, fue Rajuá quién zarandeó -lo tenía fácil, en todo caso- a Rodríguez Zapatero.
A mi, en realidad, me importa muy poco una encuesta de tal calibre. Me preocupan más los zascandiles demoledores, los bércigos, que tenemos gobernando y que, empecinados en la mentira, siguen engañando y manipulando gracias a sus medios de incomunicación.
A la palestra ha salido también el presidente Aznar (no son EXpresidentes) cargando, con razón, contra todo lo que se mueve en el P.S.O.E. y con cierta indignación lógica al ver cómo sus esfuerzos, nuestros esfuerzos, anteriores se los ha llevado el viento de Rodríguez Zapatero y sus windsurfistas.
Pero, esto tampoco es lo que más me ocupa.
Me preocupa España y su situación porque yo soy España y su situación (no soy Rodríguez Zapatero y sus mollejas bien aseguradas); porque mis hijos son España y su situación.
Su situación o sus situaciones. España es una nación que conlleva en su misma esencia la solvencia y la insolvencia. Y es un país que no se queda ahí: España es solvente, insolvente y disolvente. Todo, estremecedoramente, a la vez porque es un país trabajador -en general-, arruinado por la mediocridad política y que se rompe por momentos.
Lo peor de este país es, sin duda, su clase política; una clase inculta -salvo excepciones-, holgazana, mediocre y sin un líder indiscutible con carisma y nivel de estadista contundente que sea capaz de remover las conciencias y los cuerpos hasta deponer a este gárrulo, filatero de medio pelo, que es Jota Ele Rodríguez.
Porque R. Zapatero no va dimitir y propiciar elecciones adelantadas. Eso esta fuera de su arrogancia. Dimitir, para él, sería reconocer un fracaso y don Erre que Erre prefiere hundirnos hasta el colodrillo a todos antes que reconocer su error.
Y ese es el meollo de la cuestión. En lo que siga ahí este Presidente, cualquier sondeo carece de sentido y cualquier clamor popular -del pueblo, me refiero- es inútil. Con este panorama, ya podemos ir todos a pedir cotufas al golfo
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17/02/2010

Los secundarios


Un poblado plano, apenas habitado. Sólo es una triste y fría calle, embarrada, flanqueada por unos cuantos edificios de madera. Uno de esos edificios es el "saloon". Jack espera a Alan que es, en esa realidad, Shane el desconocido.
Jack espera a Alan. Quieren matarse, zanjar una cuestión que está fuera de su alcance: Alan-Shane, tras el desigual enfrentamiento, se aleja. No sabe que es una ficción y que Jack, parapetado tras su histriónica sonrisa cadavérica, le ha vuelto a descerrajar en la realidad, una vez más, un tiro en la cabeza.
En esa larga metáfora ambos son clichés, calcos perfectos, plagios del mundo real: secundarios.
La vida está plagada de secundarios; de hecho, la mayoría somos secundarios o figurantes, extras.
Nuestro papel está por encima de nosotros y a veces, sólo a veces, en contadas ocasiones, se nos permite una ligera improvisación y rozar el mérito protagonista o el alarde antagonista. Una pequeña variación, licencia, que en nada afecta a la épica reiterada de nuestro dramático tinglado.
Llevamos siglos condenados a repetir, una y otra vez, las mismas escenas de un guionista que ha perdido la inspiración y tiene que recurrir a escenas ya escritas e interpretadas.


 














A ver qué pasa

Ni soy científico ni de erudito diletante me precio. Sin embargo, ha prendido la mecha de la curiosidad y quiero hacer un experimento -o especie de ello- sin ningún valor, sin ninguna pretensión.
Los humanos, creo, somos selectivos en la transmisión oral de las cosas. Ignoro cuáles son los factores influyentes en la selección ni qué variables habrían de ampararse así que esto -experimento o lo que sea- no pasará de ser algo testimonial y, por supuesto, circunscrito a mi limitado ámbito.
Trataré, con los escasos talento y gracia que me caracterizan, de inventar un chiste y una palabra. Los dejaré allí donde tenga oportunidad y esperaré, pasado algún tiempo, que cualquiera de ambos -chiste o palabra- revierta a mi. Ya advierto, si no lo hice antes, que no confío un higa en que salga ni remotamente bien. Reitero que es un capricho. Una veleidad, si se quiere, absurda; pero, que a mi me apetece alentar.
Sin más, procedo.

El chiste:

Dos tipos se encuentran en la calle. Se saludan y uno pregunta al otro:
-¿Qué tal todo? ¿Qué tal la familia? ¿Y tu mujer?
-¡Ah! -responde el otro-. Pero, ¿no lo sabías? Me ha dejado mi mujer.
-¡Vaya faena! Y, ahora, ¿qué vas a hacer?
-No, si yo estoy bien. Ahora voy con tres: una de treinta, una de cuarenta y otra de cincuenta.
-¡Joder, eso es impresionante! ¡Qué tío! Así que con una de treinta años, otra de cuarenta y otra de cincuenta.
-No, años, no: euros.

La palabra:

bércigo: gilipollas o similar, úsese libremente.

Bien, ahora les damos suelta y a esperar. Ya contaré qué fue de tan tonta iniciativa.

Ni están ni se les espera...

Tengo la dramática impresión de que la magnitud del problema ha desbordado a nuestros políticos. Les ha venido tan grande que ahora, desorientados los unos y desconcertados los otros, se limitan a marear la perdiz incapaces de afrontar el asunto con soluciones eficaces, con propuestas coherentes, con iniciativas válidas.

Después de meses y meses de discusiones estériles sin que nadie se remangara y afrontara situación, la esperanza se ha diluido y, en su lugar, se ha instalado el frío de la amargura.

España no puede, esa una realidad elemental, reabsorber el volumen de desempleados que tiene. Es, de todo punto, imposible incorporar de nuevo al mercado laboral a tanta gente por mucha inversión que se haga; y mucho menos cuando las empresas que reciban ayudas y subvenciones, lo primero que harán es aplicarlas en su provecho, como siempre.

Ignoro qué soluciones mágicas habría que tomar. Sí sé, no obstante, que por mucha magia o énfasis milagroso que contengan serán o insuficientes o inoperantes.

Sospecho, y la intuición me parece acertada, que la vía de reparación pasa, inevitablemente por fomentar de una manera excepcional y masiva el autoempleo con beneficios y opciones que rocen el fondo perdido. Esto, lógicamente, acarreará nuevos problemas; sin embargo, también cubrirá parcelas de la economía que ahora son eriales.

Se fomentaría el empleo.

Se incentivaría la competencia y la productividad permitiendo una aproximación a esa variedad que el mercado necesita y a esa famosa autorregulación tan difícil de conseguir porque los únicos que pueden son los fuertes que, además, diversifican a voluntad, en disparidad de armas, y son los que sobreviven siempre.

Se me ocurren, a bote pronto, un par de cosillas más que también entrarían en la sección de beneficios; pero, como soy demasiado impaciente, las dejaré para mejor ocasión.

16/02/2010

Espejismos

Estoy plenamente convencido de que todo sucede, o no, por algo y que somos como somos -y no de otra manera- también por algo. Estamos condicionados de antemano, predeterminados, predispuestos. Somos, queramos o no, engranajes inevitables, eslabones necesarios.
En esa mediocre utilidad radica, posiblemente, nuestra deleznable importancia, nuestra frágil existencia. Cada golpe, cada beso, cada enfado, cada caída, cada quemazón, cada ímpetu tiene un porqué.
Todo está relacionado, todos estamos relacionados: Bill Gates es el hombre más rico del mundo porque Lennin padeció el rigor de la sífilis. ¿Incoherente, absurdo, descabellado, incongruente? Tal vez. Un hombre pierde un zahir el jueves por la tarde y el viernes por la mañana otro encuentra, en el mismo lugar, tras la lluvia torrencial de la noche, una bolsa con treinta monedas de plata. Un mago revela sus trucos y un hedonista sufre una apoplejía; una silla se rompe, una paloma se asusta y levanta el vuelo, en la agitación deja caer una pluma con la que un hombre, oscuro, solitario, escribe una palabra falsamente azarosa, increíblemente espontánea, y enfatizada que desenmascara a un impostor.
Acción reacción, causa efecto.
O no: Ninguna persona llamada Pascual ganará nunca Eurovisión.

13/02/2010

Sabiduría y humildad

No. No es cierto que los más inteligentes sean los más humildes. El hecho de ser muy inteligente no implica, necesariamente y por defecto, carecer de vanidad, de arrogancia y de un desmedido afán de protagonismo, de escaparate. Conozco personas así, muy inteligentes, que no sólo lucen una hipocresía pertinaz sino que, además, están convencidos de que los demás somos sus satélites, que gravitamos en torno a ellos y a su inefable luz divina.
Esta gente, claro, suele rodearse de fieles acólitos en permanente disposición de halago; devotos que nunca les contradirán, que nunca ensombrecerán sus excelsas presencias.
Bien, pues no me gustan. Esos tipos no me gustan.
Me caen bien esos otros, que también los hay, que son mucho más inteligentes y avanzan en silencio por la vida limitándose a ayudar sin pompa ni circunstancia; esos otros que son mucho más inteligentes y callan generosamente ante las estupideces de los ignorantes; esos otros que soportan estoicamente la presencia de los primeros con una sonrisa y atención beatíficas como si fueran ellos quienes están aprendiendo algo.
Sí, me gustan más esos muy inteligentes que no se desbordan en presunciones ni en EGOICIDADES. Esos que cuando volvemos el rostro vemos recogiendo las hierbas que arrojamos... Aunque ya quedan pocos.

10/02/2010

Una opnión consistente

Montserrat Labrandero
Especialista en seguridad informática


Y la Ley de Economía Sostenible
10/02/2010 - 16:34 horas


La propuesta de Economía sostenible, en su contexto y como frase de uso relativamente incipiente, a pesar de que no paran de repetir el concepto para que se incluya en nuestro vocabulario cotidiano, es un plan que engloba todas las medidas económicas, financieras y fiscales que el Gobierno aplicará para recuperar la senda de crecimiento…

Hace pocos días quedó aprobado el texto definitivo del proyecto de Ley de economía sostenible. La LES, todo el mundo habla de ello, aunque pienso, creo que a menudo se olvida la objetividad necesaria. El texto incorpora cuatro propuestas de mejora legales, digámoslo así, entre otras, que suponen a la vez una modificación de los textos ya existentes.

Uno de los temas que más cola trae cuando se habla de la LES es la posibilidad de retirar contenidos y, llegado el caso cerrar o bloquear el acceso de las páginas de internet dedicadas o que pongan a disposición del usuario los enlaces que permitan descargas de obras protegidas por la propiedad intelectual sin previa autorización del titular, mediante un procedimiento administrativo y rápido.

La Constitución, en su articulo 103, dice textualmente: "La Administración Pública sirve con objetividad los intereses generales y actúa de acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía, descentralización, desconcentración y coordinación, con sometimiento pleno a la Ley y al Derecho".

La administración publica debe actuar siempre regulando sin ninguna excepción y sin intervención directa a no ser que estén en juego derechos o intereses públicos o que requieran de especial protección, que no es el caso.

La propiedad intelectual es un bien jurídico y como tal, debe ser protegido, por supuesto, pero en la actualidad ya se encuentra amparado por la ley de propiedad intelectual, en el código penal y en las leyes de enjuiciamiento civil y criminal.

Por otra parte, la molificación de la LSI realizada en la LES es totalmente desequilibrada al incluir los derechos de salvaguarda de la Ley de Propiedad Intelectual debido a que se trata de derechos privados y no publicos.

La nueva redacción del texto, otorga además al Ministerio de Cultura como órgano de salvaguarda de los derechos de propiedad intelectual; alucinante. Que un órgano administrativo pueda adoptar medidas ejecutivas en la resolución de conflictos entre particulares es un desequilibrio total, no sólo desde el punto de vista del derecho, si no desde la perspectiva del ciudadano.

Entiendo que al cabo de un tiempo de la redacción del proyecto de ley, quienes hayan participado en su redacción, se dan cuenta, revisan, analizan algunos de los errores cometidos y proceden a su rectificación posterior. Ya sabemos que rectificar es de sabios. A partir de aquí, amplían el texto refundido y se inventan la sección segunda dentro del ministerio de cultura, como un órgano más que podrá ordenar la interrupción de la prestación de un servicio...o la retirada de un contenido vulnerador.

Claro, claro, la redacción del texto pasa de nombrar contenidos presuntamente vulneradores en la LSSI, a contenidos vulneradores, directamente, lo que permite actuar a la sección segunda en el caso de certeza sobre la vulneración. Y, como ya sabemos la mayoría que no todos los enlaces suponen una infracción de derechos de la propiedad intelectual, entonces, esta nueva comisión, ¿contra qué y contra quién actuará? Aquí es donde el proyecto no realiza ninguna mención sobre los criterios de valoración para adoptar la retirada por parte de la sección segunda del Ministerio de Cultura.

Las conductas infractoras de derechos de la propiedad intelectual deben regularse a través y mediante la Ley de Propiedad Intelectual y no debe ser traspasado a un órgano administrativo, una cuestión de Derecho penal. Si al primer punto no se llegaba, como parece evidente, debían haber modificado la Ley de Propiedad intelectual y no crear o modificar de forma confusa leyes ya existentes.

Muchas opiniones acerca del nuevo texto ofrecen puntos de vista que pueden generar mayor confusión, si cabe; otras incitan a movimientos extremos y radicales, en algunos casos, pero a todos, lo veamos como lo veamos, nos invade una pregunta, que por el momento no tiene respuesta: ¿por qué sale el nuevo proyecto de ley con estas modificaciones desequilibradas en cuanto a forma y fondo? Alguien se lo ha preguntado al Gobierno? A todos nos gustaría saber por qué.

A simple vista da la sensación que las personas que han participado en la redacción no tienen los conocimientos suficientes ni de derecho ni de tecnología que deberían merecer por ocupar un lugar que les otorga las responsabilidades de redacción de proyectos de ley al servicio público.

En su redacción inicial y final, la administración pública no ha tenido en cuenta, porque se aprecia y confirmamos que es cierto, a colectivos y personas con amplia experiencia que pueden aportar perspectiva y conocimiento suficiente más que demostrado que deberían haber añadido su visión en cuanto a la fase previa a la redacción del Proyecto de Ley para que, al menos, tuviese un objetivo claro, definido, real y viable en todo su alcance, para todos los sectores de la población implicados en ello.

Cuando salga la publicación de este articulo, se habrán reunido ya los miembros en defensa de internet libre, el día 4 de febrero esta prevista la reunión entre la comisión permanente del Consejo Asesor del Gobierno en materia de Telecomunicaciones y Sociedad de la Información, dependiente del Ministerio de Industria, la Asociaciones de Usuarios (AUI) y de Internautas (AI) y habrán solicitado la eliminación de la Disposición Adicional Primera de la Ley de Economía Sostenible (LES), la eliminación del Canon Digital y una mayor concreción en el servicio universal para el acceso a Internet con banda ancha.

Veremos el resultado. Para el que le interese mas información, en derechoenred.com han realizado un excelente trabajo de análisis del texto completo de la LES; algunas de las ideas son las que aquí os he explicado.

Más por viejo que por diablo

Llega un momento en que uno, por esas cosas de la edad, empieza a redondear su escepticismo. Uno se perfecciona en el cinismo más procaz y deslenguado y se apea de melindres y dengues insustanciales.
Llega un momento en que uno, por esas cosas de la edad, empieza a no soportar cosas. Una de ellas, en mi caso, son los cobistas y lameruzos, los parásitos que crecen, medran, gracias a las capacidades de los prójimos y los despabilados que, en mala lid, permeabilizan haciendo propias todas cuantas ideas son capaces de absorber al vuelo.
Últimamente proliferan mucho, demasiado, los unos y los otros; esos seres esponjosos ansiosos de condecoraciones inmerecidas y esos otros, alienados, obtusos, cuya máxima aspiración es la de contentar a su líder espiritual, a su jefe, a su ídolo.
En este tiempo de silencio he podido comprobar éso y otra cosa: al idolatrado no le gusta una pizca dejar de ser el centro de atención ni que le llevan la contraria. Ceder protagonismo le duele como si le clavaran estiletes en el corazón y le arrancaran de cuajo las uñas.
De ahí que sean capaces de cualquier cosa para quedar por encima, para impresionar, para aparentar que ellos son los pioneros, los primeros.
Pero, llega un momento en que a uno, por esas cosas de la edad, tamañas estupideces le importan una miserable mierda y lo único que le molesta, por esas cosas de la edad, es no comprender por qué ese hatajo de insolventes mentales, esas quiebras morales e intelectuales, esos impostores de tomo y lomo, han llegado hasta dónde están sin que antes nadie les haya parado los pies y les haya soltado un par de lindezas -
o siete- de sinceridad apabullante.
Debe ser que en esta puñetera vida todo se reduce a una simple cuestión de imagen y relaciones públicas. Y, aun así, tampoco lo entiendo.

26/12/2009

¡Ya tenemos fuente!



Se llama Ibarra Real y es la fuente ideada para imprimir el Quijote, por encargo de la Real Academia Española -que no de la Lengua-, en una edición del mil setecientos y pico. Quizás, todos las hemos visto alguna vez, nos gusten más esas grafías que adornan las egregias paredes alcalaínas; pero, como principio, no está nada mal. Bienvenida a la red.

15/12/2009

Fumar o no fumar: esa no es la cuestión


Hola, soy yo, mi circunstancia y soy fumador empedernido.
Algo tan grotesco como acudir a "Fumadores anónimos" terminará siendo un éxito rotundo.
A partir del año próximo, o sea ya, se prohibirá fumar en todas partes; puede que, de seguir así, incluso en la calle.
Los "no fumadores" estarán de enhorabuena, estarán pletóricos, ufanos, eufóricos... Y tendrán razón y motivo para celebrarlo, quién sabe si con un buen purito.
Yo me alegraré por ellos y por su salud; me alegraré de que puedan, por fin, respirar bocanadas de pura contaminación a pleno pulmón y asumiré mi derrota -"fumar mata a los que están a su alrededor": llevo años haciéndolo y, ¡cagüen!, hay algunos que ni por esas- como asumo mi salaz condición, perversa, de sucio drogadicto. Porque reconozco que el tabaco (con todos los añadidos que le cuelan) es una droga.
Como buen "colachero", como buen "peón carretero" (supongo, aunque sea mucho suponer, que todos conocen los dichos), me va a costar Dios y ayuda sustraerme al vicio, al impulso innoble de apaciguar el síndrome feroz allí donde me ataque. No sé qué va a ser de mi y de quienes, como yo, encendemos un pitillo con otro.
Sin embargo, siendo fumador compulsivo, me parece bien la medida. Yo ampliaría aún más la prohibición haciéndola absoluta, convirtiendo el fumeque en algo más que un acto vil: en delito. Iría, incluso, más allá. Eliminaría la producción de tabaco, cerraría las puertas a su importación, perseguiría con tesón y rigor extremo su contrabando aún a costa de tener que renunciar a los pingües beneficios que reporta ese sector al Estado.
Lo haría, sí. Porque, ¿no es incongruente una persecución tan severa mientras, por otro lado, se permite su elaboración y venta? ¿No es una incoherencia absoluta que algo tan malo se prohiba con la boca chica porque reporta un buen dinerito a las arcas estatales por los impuestos?
¡Que no haya más tabaco! Eliminemos el mal de raíz: si fumar es malo, quitemos todo acceso al tabaco. Eso es lo lógico, ¿o no?